Todo comienza con un «Érase una vez», narrado por una voz masculina grave y reconfortante, en este caso, en francés, ya que The Plucky Squire está completamente traducido a nuestro idioma. Un narrador que mantiene el tono adecuado a lo largo de la aventura, que se desarrolla como un cuento infantil. En The Plucky Squire, jugamos como un valiente héroe que se enfrenta al malvado villano, quien ha desenterrado un poder asombroso: la capacidad de romper la cuarta pared y alterar la historia a su antojo. Cansado de sus fracasos, destierra a Layo de su propia aventura, dejándolo atrapado en nuestro mundo.
Este es el escenario de The Plucky Squire, una historia que se descompone en otra historia. Aquí, la cuarta pared desaparece. El juego desafía las limitaciones tradicionales de los medios artísticos, transformando libros, tarjetas y otras formas en exploraciones interactivas. Layo podrá viajar entre planos, moviéndose de 2D a 3D y de su mundo al nuestro, lo que también cambiará la dirección artística. El mundo dibujado y animado a mano, con colores pastel y onomatopeyas al estilo de los cómics, contrasta con un mundo real que recuerda a las películas de Pixar, lleno de juguetes y objetos cotidianos que exploraremos a escala diminuta, como un pequeño héroe no más alto que un sacapuntas. Utilizando portales dispersos, Layo podrá navegar entre mundos y resolver acertijos, creando una experiencia rica en sorpresas.
El juego, aunque no muy largo, es accesible y agradable de recorrer. Después de jugar a Astro Bot, The Plucky Squire me devolvió a mi infancia, llenándome de alegría a medida que avanzaba casi de un tirón. Con un universo cautivador y una jugabilidad que evoluciona y diversifica, ofrece distintas fases que superan nuestras expectativas. La jugabilidad se asemeja a los clásicos de Zelda, con vista aérea y una espada para combatir enemigos y cortar arbustos. Sin embargo, rápidamente nos sorprende con secciones en 2D, plataformas, combates por turnos y elementos de RPG que permiten mejorar habilidades. Aunque las transiciones de jugabilidad no siempre son profundas, el diseño ingenioso compensa esta falta de profundidad.
The Plucky Squire no reinventa la rueda, pero utiliza mecánicas menos comunes en juegos independientes, ofreciendo una experiencia fresca y bien diseñada. A pesar de la repetición de algunos rompecabezas, la exploración de coleccionables resulta gratificante. La banda sonora también juega un papel importante, alternando entre melodías suaves y ritmos más enérgicos que acompañan la narración.