Tras tomarse un merecido descanso, Milestone regresa con una nueva entrega de su serie de motocross: Monster Energy Supercross 5, y lo hace con una propuesta más ambiciosa, renovada y centrada en la simulación. La gran protagonista de esta edición es la nueva modalidad Carrera, que llega como el plato fuerte de un título que también mejora aspectos técnicos y jugables, sin dejar de lado la experiencia competitiva online. En un mercado donde las sagas deportivas rara vez se detienen —ya sea por presión comercial o simplemente por tradición— resulta refrescante ver a un estudio tomarse una pausa para escuchar a su comunidad y replantear las bases de su franquicia. Así fue como, por primera vez desde su lanzamiento en 2018, Monster Energy Supercross no tuvo entrega anual en 2024. La intención era clara: darle un respiro a la fórmula, hacer ajustes importantes y volver con más fuerza. Y lo cierto es que la espera valió la pena.
La entrega 2025 introduce por fin a los pilotos y el campeonato oficial de la temporada más reciente, junto con una campaña individual más robusta y con más matices. La nueva Carrera te lleva desde las divisiones menores hasta lo más alto del podio, completando objetivos variados —como superar rivales o quedar entre los primeros puestos—, a lo largo de actos divididos en carreras, desafíos y eventos especiales. Todo mientras mejoras tu reputación dentro y fuera de la pista, interactuás con fans y marcas, e incluso alimentás rivalidades, siempre sin pasarte de la raya. Sin embargo, no todo es perfecto. El editor de personajes, por ejemplo, se siente anticuado, sin muchas opciones para personalizar a tu piloto más allá del equipamiento estándar. No es grave, considerando que pasás la mayor parte del tiempo cubierto de pies a cabeza como un Stormtrooper del barro… pero definitivamente es un área que pide a gritos una renovación.
En cuanto al gameplay, hay cambios importantes. Con el salto al Unreal Engine 5, el juego no solo se ve mejor, sino que también se siente más realista. Las físicas se han ajustado para ofrecer una experiencia más desafiante, en especial si no dominás el uso del freno, el acelerador y la distribución del peso del piloto, controlada con el stick derecho. Aprender a dominar estas variables es clave, especialmente en pistas que se deforman vuelta tras vuelta y que terminan plagadas de surcos que pueden mandarte directo al suelo si no tenés cuidado. Aunque se puede activar una IA menos agresiva y ayudas de conducción, incluso en los niveles más accesibles el juego exige aprender los fundamentos. Eso sí: el progreso es real y satisfactorio. Al principio puede que termines besando el suelo más de la cuenta, pero con práctica llega esa sensación gratificante de estar “entendiendo el ritmo”.
A nivel visual, el salto técnico es más que bienvenido. Los circuitos lucen mejor que nunca, aunque aún hay detalles por pulir, como los modelos de pilotos genéricos y algunos elementos decorativos que se sienten pobres en determinadas pistas. A pesar de ello, el nuevo sistema de iluminación y el diseño de terrenos hacen que cada carrera se vea viva y vibrante. En el multijugador hay pocas sorpresas, pero una muy buena noticia: por primera vez se habilita el juego cruzado entre plataformas, incluyendo PC, PS5 y Xbox Series X|S. Así que desde el día uno deberías poder encontrar rivales con facilidad para medirte en línea.