La principal novedad de esta versión de acceso anticipado es, sin duda, el modo Campeonato. Este es más desafiante que la clásica Carrera Rápida, ya que permite elegir uno de cuatro equipos y competir en una serie de etapas, que incluyen cambios de coche y mejoras estéticas. Cada equipo cuenta con tres vehículos distintos, y debemos manejar cada uno de ellos en tres categorías: CL, RS y XR. Al elegir un equipo específico, competiremos en una ubicación determinada, aunque es posible cambiar de contrato en cualquier momento y conservar los avances. Los modelos tienen un diseño bastante estilizado y algunos detalles alterados para evitar problemas de copyright, pero es evidente de dónde se inspiran, incluyendo iconos del Grupo B y algunos curiosos como lo que creemos que son una Jeep Cherokee y una vieja Dodge Charger, vehículos que dudamos hayan cometido alguna vez en rallys convencionales.
Las ubicaciones también incluyen desiertos y cañones de América del Norte, extensiones nevadas en Finlandia y junglas tropicales del sudeste asiático. El número de etapas en cada región es aceptable, pero a pesar de algunos puntos de referencia, hay una repetitividad en el diseño de los circuitos y los entornos. Las instrucciones del copiloto son bastante limitadas, con solo tres números que indican la dificultad de la curva, «square» para las esquinas rectas y «hairpin» para los giros cerrados. No hay indicaciones sobre saltos, baches u otros elementos que podrían hacer las carreras más interesantes. En cuanto a los copilotos, como se insinuó en la demo, sus comentarios son bastante exagerados y, lamentablemente, algunos resultan más molestos que otros. La idea de un acompañante “colorido” ayuda a compensar la falta de banda sonora durante las sesiones de conducción, pero las frases repetitivas como “vamos como X” pronto se vuelven tediosas.
Además, las indicaciones no siempre son precisas, y cuando hay curvas rápidas, la primera instrucción se interrumpe para dar lugar a la siguiente. En general, falta un poco de pulido. Por otro lado, la experiencia de conducción es muy placentera. La dinámica del coche, que se mueve entre lo arcade y la simulación, está muy bien lograda, ofreciendo una excelente sensación de velocidad y controles precisos. Todos los vehículos tienen un comportamiento similar en terrenos difíciles, con el trasero tendiendo a deslizarse al girar, aunque hay matices que hacen que cada coche sea un desafío diferente, como la tendencia de la “Countach” de clase CL a deslizarse por su tracción trasera, o la “Focus” de clase XR a volverse rígida si se pisa demasiado el freno. Las variaciones en potencia, peso y tracción permiten encontrar el coche perfecto para cada gusto, ideal para mejorar tiempos. Sin embargo, la falta de cambios en el terreno y la repetitividad de los sectores hacen que la práctica sea entretenida en sus fundamentos, pero algo estática en la ejecución.
Para añadir emoción, los desarrolladores han implementado penalizaciones para fomentar una conducción limpia. Salir de la pista suma segundos al cronómetro, dependiendo de cuántos obstáculos se derriben y cuántas barreras se toquen con el parachoques, y es probable que se te penalice si te sales de la pista. Esta solución arcade no nos convence del todo, ya que los recortes son comunes en el mundo del rally, y penalizar cada error puede parecer excesivo. Hubiera sido mejor incluir algunos obstáculos o desniveles en la pista para evitar que los jugadores se arriesgaran demasiado. Quizás encontrar un equilibrio sea uno de los objetivos del acceso anticipado. Ganar las distintas etapas del campeonato no es muy difícil (excepto en un par de casos en los que se exige perfección para subir al podio), y aunque llegues en último lugar, el premio se obtiene igual y se puede continuar sin problemas.
Sin embargo, no se puede volver a jugar eventos pasados, así que cualquier resultado pobre quedará registrado, lo que resulta en una elección de diseño extraña. Se valora la mera participación, pero siempre hay un fantasma en las clasificaciones online listo para humillarnos, a pesar de nuestros buenos resultados contra la IA. El apartado gráfico es agradable y colorido, aunque le falta un poco de efectos especiales. Las prestaciones son sólidas, con una buena sensación de velocidad y sin errores técnicos. El sonido de los motores es bueno, pero esperábamos más variedad: la “Charger” no puede tener el mismo rugido que la “Peugeot”; parece que el único factor distintivo sea la clase y no el modelo. Esto es comprensible, ya que las prestaciones están equilibradas (y suponemos que los componentes bajo el capó son similares), pero un arcade debería ofrecer un poco más de exageración. Disponemos de jeeps, muscle cars, JDM y supercoches históricos; ¿por qué no aprovecharlos?
Por último, sobre los logros: es válido motivar a los jugadores con objetivos desafiantes, como alcanzar la cima de las clasificaciones un cierto número de veces. Sin embargo, se necesitan solo 5-6 horas para completar los campeonatos, y el interés por mejorar los tiempos en el modo Carrera Rápida tiene un límite. Esto no es un JRPG. A menos que los desarrolladores tengan en mente una serie de actualizaciones sustanciales con nuevo contenido, esa cifra parece exagerada.