Olvídate de la típica historia de «de cero a héroe». En nuestra Torre, aunque comenzamos desde el primer nivel, ya tenemos logros y reputación en el mundo del juego, seleccionados al elegir nuestra facción. Veilguard se asemeja a Mass Effect 2 en su enfoque: reclutamos expertos para una misión específica. Nuestro objetivo es reunir un equipo diverso y asegurarnos de que estén a la altura de la presión, ya que no habrá segundas oportunidades. La trama inicia con Solas, el Lobo Temible, un dios elfo que planea destruir el Velo que separa el mundo mortal del Vacío. Su plan se ve interrumpido por Varric y Rook, lo que da pie a un conflicto con otros dioses elfos que buscan dominación total. Rook se convierte en el líder encargado de desafiar a estas deidades y mantener el Velo intacto, a pesar de la ambigua oferta de ayuda de Solas.
Mientras que Inquisition era como los Avengers, Veilguard se siente como Avengers: Endgame, elevando las apuestas a un nuevo nivel. Sin embargo, la profundidad emocional de la historia depende de cuánto conozcas y te guste este mundo, ya que muchos personajes son presentados a través de libros y cómics, algo común en la serie. BioWare brilla en crear momentos de acción épicos, donde las decisiones pasadas tienen repercusiones. En Veilguard, enfrentamos a dioses, lo que se traduce en secuencias de animación impactantes. La narrativa presenta personajes únicos, aunque algunos diálogos pueden sentirse excesivamente introspectivos. La falta de dilemas morales contundentes es una decepción; a menudo, las decisiones se presentan de manera demasiado clara.
A pesar de esto, la relación entre los miembros del equipo es cautivadora, y cada uno tiene su propia historia y potencial de romance. Sin embargo, la narrativa a veces se siente didáctica, especialmente en la presentación de antagonistas con motivaciones simplistas. En cuanto a la jugabilidad, BioWare ha aprendido de sus errores, eliminando mecánicas innecesarias. La exploración se ha simplificado y ahora ofrece mapas más lineales y ricos en contenido, evitando la frustración de las entregas anteriores.
Visualmente, Veilguard presenta lugares impresionantes, aunque el diseño de personajes a veces se siente inconsistente. La banda sonora, aunque discreta, no logra destacar como en Inquisition. El combate es más ágil y dinámico, pero los compañeros son menos útiles, lo que puede frustrar a quienes prefieren jugar con ciertas clases. Las peleas de jefes, aunque tienen su singularidad, carecen de la profundidad y creatividad que muchos esperaban.
Después de más de 60 horas de juego, puedo decir que Veilguard es una experiencia entretenida, pero no alcanza las alturas de sus predecesores. Mientras otros juegos como Baldur’s Gate 3 ofrecen narrativas más matizadas y libertad en las elecciones, Veilguard parece quedar atrás, atrapado en fórmulas que ya no resuenan con la misma fuerza.