Bleach Rebirth of Souls aterrizó el 21 de marzo en Steam, PlayStation y Xbox Series, trayendo de vuelta el universo creado por Tite Kubo en forma de un juego de lucha 3D clásico. Pero más allá del combate, este título ofrece una experiencia nostálgica que nos permite revivir los momentos más intensos del manga, mientras nos enfrentamos con —y contra— algunos de los personajes más emblemáticos de Bleach. El modo historia es, sin duda, el corazón del juego. Aquí seguimos el ascenso de Ichigo Kurosaki como Soul Reaper a lo largo de cinco capítulos, cada uno basado en un arco argumental del manga. Los combates clave de cada etapa están acompañados de cinemáticas que recrean con fidelidad escenas icónicas, lo que le da un toque narrativo muy bien logrado.

Pero eso no es todo. Además de la campaña principal, hay tres historias secretas que nos transportan al mundo humano, la Sociedad de Almas y el Hueco Mundo. En cada una podemos seleccionar personajes específicos, lo cual añade variedad y valor rejugable. Además del modo historia, Bleach Rebirth of Souls incluye un modo online, con enfrentamientos libres y personalizados para competir contra jugadores de todo el mundo. Y si prefieres jugar sin conexión, el modo offline ofrece combates versus, sesiones de entrenamiento y misiones especiales que plantean retos bajo condiciones específicas, como vencer a enemigos en tiempo limitado o sin recibir daño.

Superar estas misiones o los combates del modo historia nos otorga experiencia, puntos espirituales y cristales, los cuales podemos usar para mejorar las estadísticas de nuestros luchadores: ataque, defensa, presión espiritual y técnicas especiales. Cada personaje puede equipar hasta cuatro cristales, permitiendo cierto nivel de personalización estratégica. Aunque el juego sigue una estructura tradicional de lucha 1v1 en escenarios tridimensionales, su sistema de combate tiene una lógica interesante. Aquí no basta con atacar sin pensar: hay que saber leer al rival, usar bien las técnicas especiales, romper defensas y esquivar en el momento justo.

Una mecánica clave son los Soul Destructors, movimientos que permiten eliminar las “almas” del oponente tras vaciar una de sus barras de vida espiritual. Para ganar, no basta con tumbar al rival una vez: hay que destruir múltiples almas. Eso puede alargar algunos combates, pero también añade un toque de estrategia y tensión. Los Kikon, técnicas especiales exclusivas de cada personaje, también juegan un papel importante. Algunas son rápidas y otras devastadoras, pero todas están acompañadas de animaciones espectaculares que recuerdan directamente al anime.

Y cuando la situación lo amerita, podemos activar el despertar del personaje: Shikai, Bankai o resurrección, dependiendo de quién usemos. Esta transformación no solo potencia nuestras habilidades, sino que puede cambiar el curso de una pelea al borde del desastre. El juego incluye un roster de 32 personajes jugables, desde los clásicos como Ichigo, Uryū, Komamura o Halibel, hasta otros igual de queridos por los fans. Cada uno cuenta con animaciones propias y estilos de combate únicos, aunque hay que decir que no todos se sienten igual de cómodos de usar. Algunos requieren práctica, y el control puede resultar algo rígido en ciertos casos.
En lo visual, Bleach Rebirth of Souls cumple con creces. Las animaciones de ataques especiales, despertares y cinemáticas están llenas de energía y color, muy fieles al estilo del manga. A esto se le suma una banda sonora energética que acompaña perfectamente la acción, elevando la intensidad de los combates. Eso sí, no todo brilla igual. En su versión para PlayStation 5, el juego presenta algunas caídas de fps, bugs de texturas y errores ocasionales donde los personajes atraviesan o quedan atascados en el escenario. No arruinan la experiencia, pero sí la empañan un poco. Con suerte, estos detalles se irán corrigiendo con actualizaciones.