Las numerosas guerras que asolan el mundo sugieren que el hombre tiene una cierta propensión a la autodestrucción, y a menudo nos gusta catalogarnos como la especie más dañina del universo. Pero, ¿será realmente así? Para averiguarlo, solo tenemos que pasar a una realidad alternativa en la que las únicas formas de vida, por así decirlo, son robots. Sin monos demasiado evolucionados en el camino, debería ser todo rosas y flores, ¿verdad? En cambio, los instrumentos cambian, pero la música sigue siendo la misma: delincuentes, dictadores y personajes que estropean películas en las redes sociales siguen haciendo estragos, simplemente con aceite de motor y pistones en lugar de sangre y músculos. Tomemos a Exe, por ejemplo: un peligroso criminal a bordo de una nave criminal, encerrado junto con un dron parlanchín llamado Shipset.
Dos elementos destinados a la horca, o más bien al desguace, pero un accidente provocado precisamente por el pequeño hablador da libertad a ambos. A partir de ese momento nace una alianza inesperada y a veces forzada que llevará a los protagonistas nada menos que a salvar el universo. Habíamos probado Akimbot, un juego de plataformas de acción en 3D desarrollado por Evil Raptor y distribuido por Plaion, a principios de verano, y las primeras impresiones presagiaban un clon no demasiado inspirado de Ratchet & Clank. Dos meses pasan rápido y la dirección solo puede seguir siendo la misma, así que vamos a ver qué ofrece la producción final y si hay espacio, en los discos duros de los jugadores, para R&C-likes. Es realmente desagradable tener que comparar dos videojuegos, especialmente cuando hay casas de software con experiencia y presupuestos desiguales detrás de ellos, pero si mañana decidiera convertirme en un superhéroe con medias azules, una capa roja y una «S» en el pecho, sería difícil evitar la comparación con Superman. Sabiendo entonces que Clark Kent vuela y está dotado de una fuerza sobrehumana, si mi único superpoder consistiera en enunciar a Orlando Furioso con eructos, sería aún más difícil no salir con los huesos rotos.
Tan pronto como damos nuestros primeros pasos en el planeta desde el bioma caribeño, no hay un píxel que no recuerde el trabajo de Insomniac Games: el continuo intercambio de bromas entre los protagonistas con personajes diametralmente opuestos, la rápida intercalación de ataques cuerpo a cuerpo y disparos con armas de fuego, las locas carreras a lo largo de algunos paneles verticales, el uso del gancho de agarre para llegar a lugares que de otro modo serían inaccesibles, la moneda que se recogerá para mejorar el arsenal; Evil Raptor incluso llegó a recrear la famosa escena de la discoteca, para la ocasión transformada en una fiesta en la playa al atardecer. Todo bien hecho, sin incertidumbres técnicas, frenético y divertido pero, como le dijo Nek a su nueva novia sin dejar de pensar en Laura, «es extraño que estés en su lugar». Exe no es Ratchet -ni Rivet- y Shipset no es Clank, y aunque hacen todo lo posible por imitarlos, no solo no logran acercarse a los originales, sino que en lugar de explotar la estela de sus hazañas paradójicamente terminan enfatizando lo inalcanzables que son el Lombax y su amigo robot. Solo piense que el juego más interesante se encuentra precisamente en los diversos momentos en los que no hay afán por rastrear las propiedades intelectuales de los demás, como con motivo de la loca carrera con el avión para noquear la nave nodriza enemiga.
Nuestro héroe robótico, en cualquier caso, es a la vez un excelente luchador y un francotirador despiadado, también capaz de arreglárselas bastante bien frente al teclado y el mouse; Para hacernos partícipes de esta habilidad, los desarrolladores han pensado bien en colocar a lo largo de los niveles, lineales pero llenos de zonas secretas, terminales para ser hackeados a través de varios minijuegos. Esta es la única ocasión en la que habría sido preferible inspirarse en Rift Apart, al menos no proponer pruebas de habilidad embarazosas como hacer clic en cuadrados inmóviles, recoger un par de frutas en una Snake muy banal o presionar algunas teclas en secuencia. Todo hecho con un diseño gráfico amateur por decir lo menos. A veces esta tortura también se propone en las batallas de jefes, interrumpiendo la acción sin crear ningún valor añadido. Ahora, sin embargo, intentemos pegarnos un tiro como en Men in Black, olvidando nuestro pasado de videojuego, y mirar a Akimbot con los ojos de los que no saben lo que es un Lombax. La acción reina sin parar, pasando de un tiroteo contra los secuaces de los malvados Roboglioni a carreras locas para escapar del fuego de cañones indestructibles, y luego lanzándose a secciones de plataformas en las que se requiere un excelente dominio de los saltos, dobles saltos y carreras.
El desafío está bien calibrado, y los diversos puntos de control dispersos a lo largo del camino permiten progresar sin demasiados problemas. En cualquier caso, es posible variar el nivel de dificultad en cualquier momento, haciendo que la experiencia sea accesible para cualquier persona. Si el aspecto gráfico del primer mundo no sorprende a nadie, a partir del segundo -que siempre sería el primero, bajo ataque- la paleta cambia, dotando al entorno de cierta espectacularidad. Las armas disponibles no son muchas, pero dan una buena sensación de causar daño, y en cualquier caso encontramos en el arsenal todo lo esencial de un juego de acción, desde el lanzacohetes hasta el rifle de francotirador, desde la pistola doble hasta el rayo láser continuo.
A excepción de los minijuegos de los que realmente no vale la pena guardar nada, nos encontramos ante un producto bien hecho, ciertamente inmaduro en algunos aspectos pero aún válido, que es injustamente penalizado por querer recordar demasiado a uno de sus ilustres colegas. Pero como a Evil Raptor le importa tanto la comparación, yo diría que vale quince puntos menos, redondeado hacia abajo, sólo para justificar la votación final. Esperamos una futura producción de la misma técnica y de mayor originalidad.