Casi dos décadas después de su lanzamiento original, Bethesda revive uno de los pilares del RPG occidental con The Elder Scrolls 4: Oblivion Remastered. Aunque las filtraciones previas restaron algo de sorpresa al anuncio, la emoción al ver este título de vuelta (con gráficos renovados y disponible tanto en tiendas digitales como en Game Pass) es imposible de ignorar. Oblivion nos lleva una vez más al corazón del Imperio, la provincia de Cyrodiil, donde encarnamos a un prisionero que, sin buscarlo, se ve envuelto en una trama imperial tras presenciar el asesinato del emperador Uriel Septim. Con un amuleto en mano y una última voluntad por cumplir, comienza una travesía épica marcada por los portales de Oblivion y el caos sembrado por el príncipe daédrico Mehrunes Dagon.

La historia principal sigue intacta, sin añadidos argumentales, pero acompañada por todo el contenido descargable lanzado en su momento, incluyendo la sobresaliente expansión Shivering Isles, que nos sumerge en el caótico reino de Sheogorath, así como Knights of the Nine y diversos packs menores. Incluso el infame caballo con armadura (uno de los primeros ejemplos de microtransacciones cosméticas) hace su regreso, incluido en la edición deluxe. Donde realmente brilla esta remasterización es en lo visual. El salto de la vetusta Creation Engine al poderoso Unreal Engine 5 marca una diferencia palpable desde el primer momento. Los escenarios de Cyrodiil (sus bosques, ruinas, aldeas y planos daédricos) lucen espectaculares, con una atmósfera renovada que moderniza sin traicionar la esencia del original. Los modelos de personajes son mucho más detallados, las animaciones faciales han sido mejoradas y la iluminación contribuye a crear un mundo más inmersivo.

Aun así, no todo es perfecto: algunos NPCs siguen comportándose de forma errática, quedando atrapados en objetos o ejecutando movimientos extraños, lo que recuerda que, en el fondo, estamos ante una estructura de juego que sigue siendo la misma de 2006. Si bien el apartado gráfico es impresionante, el rendimiento es un tema más complicado. Aunque en muchos sistemas modernos el juego corre de forma aceptable (en mi caso, alcanzando promedios de 80 FPS en 2K sin DLSS activado), existen reportes de inestabilidad incluso en tarjetas gráficas de gama alta. Además, ciertos errores en la versión de Game Pass han limitado el acceso a opciones de escalado como DLSS y FSR, probablemente por problemas en la compilación de la build. El peso del juego también se ha disparado, pasando de unos modestos 15 GB a más de 110 GB. Es un costo técnico considerable que, sumado a ocasionales caídas y cierres inesperados, empaña ligeramente la experiencia.

En cuanto a jugabilidad, Oblivion Remastered apuesta por la fidelidad. Las mecánicas base permanecen prácticamente intactas, para bien o para mal. El combate cuerpo a cuerpo carece del peso que se espera hoy en día, y el sistema de progresión (basado en el uso repetido de habilidades para subir de nivel) sigue siendo tan peculiar como en su versión original. Esto significa que, si no se balancea bien el crecimiento del personaje, es fácil encontrarse con enemigos demasiado poderosos en fases tempranas del juego. El level scaling sigue siendo un tema delicado. No obstante, la libertad para crear builds únicas, combinando magia, sigilo o combate directo, sigue siendo uno de los puntos fuertes de esta entrega. El sistema de creación de hechizos, por ejemplo, continúa siendo una joya para quienes buscan personalización profunda.

Los minijuegos para abrir cerraduras o persuadir a NPCs también se mantienen, con sus virtudes y limitaciones. Y aunque el sistema de inventario ha sido rediseñado ligeramente, aún se siente torpe y desorganizado, especialmente si juegas con control en lugar de teclado y ratón. Uno de los elementos más recordados de Oblivion es su música, y en este aspecto la remasterización no decepciona. Las composiciones de Jeremy Soule regresan con nuevos arreglos que realzan aún más su ya impresionante atmósfera. La mayoría de las voces originales se han mantenido, aunque en algunos casos se nota cierta inconsistencia al alternar entre grabaciones renovadas y otras que conservan el audio original.
Un detalle importante: esta versión remasterizada no incluye soporte oficial para mods, al menos de momento. Al haber sido reconstruida en otro motor gráfico, la compatibilidad con las herramientas originales desaparece. Sin embargo, como era de esperarse, la comunidad no ha perdido el tiempo, y ya circulan decenas de mods adaptados a esta nueva versión.