La pregunta «¿En qué momento la historia puede fracturarse?» tiene una respuesta simple en Civilization VII: tres. Aunque esta no sea una respuesta definitiva ni particularmente significativa, sí refleja el espíritu de los interrogantes que uno se plantea al sumergirse en el juego. Con esta nueva entrega, el objetivo parece ser revivir ese sabor clásico de simulación de civilizaciones, pero con una mezcla de nuevas mecánicas y algunos giros extraños. Como es habitual en cada nueva versión de Civilization, la elección del líder y la civilización es una parte esencial al comenzar. Sin embargo, en esta entrega, te enfrentas a una decisión curiosa: no seleccionas una nación moderna directamente, sino que, en el contexto de la antigüedad, los líderes son asignados a civilizaciones antiguas. Esto crea una disonancia histórica interesante, como si Benjamin Franklin fuera parte de la antigua Grecia. Un inicio un tanto desconcertante, pero que nos lleva a una partida más imaginativa y sin restricciones.
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La novedad en la elección de líderes es que cada uno viene con ventajas personalizadas y desventajas que equilibran su poder, lo que da lugar a un sistema más profundo y menos predecible que los sistemas más simples de entregas anteriores. Ahora, los jugadores deben leer y comprender una extensa lista de habilidades antes de tomar una decisión estratégica, lo que cambia la forma en que nos enfrentamos al juego. En cuanto a los líderes, además de las figuras históricas más conocidas, también se incluyen personajes como Confucio, José Rizal y Harriet Tubman, lo que aporta una diversidad cultural interesante. Sin embargo, una figura que se echa de menos es Gandhi, algo que no pasa desapercibido para los fanáticos más fieles. El aspecto visual de Civilization VII ha dado un salto impresionante, lejos de los gráficos caricaturescos de Civ VI y acercándose a una estética más realista y detallada. Los paisajes, los ríos curvándose hacia el mar, las montañas y los árboles se muestran de forma sublime, con un nivel de detalle que invita a detenerse y admirar la vista. Pero, como siempre, el objetivo principal es expandir nuestra civilización, no solo disfrutar de la belleza visual.
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Uno de los mayores cambios en Civilization VII es el concepto de «Legacy Paths», que redefine la transición de una era a otra. A medida que avanzamos, las ciudades, unidades y recursos de una era pueden desaparecer, pero lo que permanece es el «Legado» que hemos creado. Al final de cada era, los jugadores deben decidir qué tipo de legado quieren dejar, ya sea en ciencia, economía, cultura o poder militar. Este sistema de puntos de legado tiene un impacto directo en las bonificaciones y el avance en la siguiente era. Este cambio introduce una nueva capa de estrategia, ya que las decisiones tomadas en una era influirán profundamente en la siguiente. La gestión de las ciudades se ha vuelto más compleja. Si bien las decisiones para las granjas, minas y bosques son en gran parte automáticas, las nuevas construcciones requieren decisiones más conscientes. Sin embargo, el juego carece de una forma clara de mostrar cómo se está utilizando cada recurso, lo que hace que los jugadores se enfrenten a la gestión de manera algo caótica. Esta falta de claridad en la administración de las ciudades puede ser frustrante, especialmente para los jugadores que buscan una experiencia más estructurada.
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Además, el sistema de carreteras y ferrocarriles sigue el estilo clásico, con algunas pequeñas novedades, como la necesidad de construir estaciones para los trenes, lo que agrega más capas de complejidad a la expansión. La diplomacia en Civilization VII ha sido reformulada, ofreciendo nuevas posibilidades para las relaciones entre las civilizaciones. El sistema de “puntos de influencia” se convierte en un recurso clave, ya que no solo puedes usarlo para negociar con otros líderes, sino también para interactuar con las ciudades-estado, ahora conocidas como «Independientes». Estas interacciones pueden ser determinantes para tu desarrollo temprano, ya que las ciudades-estado ofrecen bonificaciones poderosas en varias áreas. El sistema diplomático se siente más dinámico, ya que cada líder tiene su propia agenda, lo que influye en las relaciones. Esto requiere que el jugador no solo maneje los recursos, sino que también se adapte a las personalidades y agendas de los demás líderes para obtener ventajas.
En cuanto al mapa y la exploración, Civilization VII ofrece una experiencia más envolvente que nunca. Cada rincón del mundo tiene algo que ofrecer, y descubrir nuevas tierras abre nuevas oportunidades y objetivos. No es suficiente con jugar en una pequeña región del mapa; la exploración completa te da ventajas cruciales y cambia el curso de tu partida. Lo que realmente distingue a Civilization VII son los detalles artísticos. Desde las animaciones de las batallas hasta los momentos cinematográficos que ocurren durante el juego, la atención al detalle es impresionante. Cada pequeño elemento, como un soldado vendando a su compañero herido, agrega un toque emocional que va más allá de la estrategia pura.