Stardiver nos sumerge literalmente en una aventura de ciencia ficción ambientada en un océano alienígena, donde la belleza de lo desconocido se mezcla con los peligros de lo impredecible. Como piloto solitario a bordo de una nave equipada con inteligencia artificial, despertarás de un criosueño de 387 días en el año 3076 para investigar la desaparición de una misión anterior en el planeta. Pero lo que parecía una tarea científica se convierte rápidamente en una lucha por la supervivencia. Tu única compañera es Zera, la IA de la nave, que actúa como guía narrativa a lo largo de 20 misiones. Su tono a veces resulta excesivamente directivo, pero cumple con mantener el hilo conductor en una historia que toca temas tan actuales como el cambio climático y el auge de la inteligencia artificial. A medida que desciendes a las profundidades, comienzas a descubrir restos de una antigua civilización, ruinas sumergidas y criaturas mutadas por cambios ambientales misteriosos.
Lo primero que llama la atención de Stardiver es su atmósfera. Los vastos biomas oceánicos, la música ambiental y el diseño sonoro logran una inmersión sorprendente. A pesar de unos gráficos modestos y cierta falta de variedad visual en los escenarios, la sensación de explorar un mundo sumergido y olvidado es poderosa. La estética está bien cuidada, con estructuras flotantes, bases inundadas y una fauna alienígena que mezcla lo hermoso con lo inquietante. La jugabilidad se apoya en un sistema de movimiento con seis grados de libertad (6DOF), lo que te permite maniobrar con libertad total en un entorno tridimensional. Esta mecánica resulta muy disfrutable al usar el “boost”, una especie de turbo que vuelve el combate dinámico y ágil, aunque fuera de este modo el ritmo del juego cae abruptamente. De hecho, muchos jugadores coinciden en que el juego sería mejor sin las restricciones del boost y con una velocidad más constante.
La exploración no es solo visual: deberás recolectar recursos, enfrentarte a criaturas hostiles y reconstruir una base abandonada que se convierte en tu centro de operaciones. El sistema de gestión y creación de objetos es funcional pero algo superficial. Puedes mejorar tu nave, construir nuevas armas y automatizar la minería, aunque sin una verdadera profundidad estratégica. La exploración a pie está presente, pero limitada por el oxígeno, lo que añade una capa de tensión aunque no siempre se aprovecha al máximo. Los combates, tanto contra criaturas como contra otras naves, son variados pero irregulares. Hay jefes con patrones únicos, pero también enemigos que aparecen solo en zonas específicas de misión, lo que debilita el sentido de peligro constante. La IA enemiga tampoco brilla por su inteligencia, haciendo que muchas batallas se sientan predecibles. Eso sí, el primer contacto con los monstruos marinos puede ser tan emocionante como aterrador.
A nivel técnico, Stardiver es una experiencia mixta. Por un lado, destaca por su buen rendimiento general, su música agradable y controles decentes dentro de la nave. Pero por otro, arrastra bugs notorios: fallas en los objetivos de misión, problemas con la interfaz y errores visuales como ver a través de paredes o quedar atrapado fuera del mapa en ciertas cavernas. La optimización es aceptable, aunque presenta caídas de rendimiento en momentos clave. Narrativamente, el juego ofrece una trama sencilla pero suficiente. No se adentra demasiado en el drama ni en giros complejos, pero mantiene un hilo coherente centrado en la exploración de un mundo que alguna vez estuvo habitado. La reconstrucción de la base y el descubrimiento de registros perdidos ayudan a dar contexto al pasado del planeta, aunque sin alcanzar una gran profundidad emocional.
Stardiver es una propuesta ambiciosa y con identidad propia. No revoluciona el género, pero entrega una experiencia distinta, donde la calma de la exploración se contrapone al estrés de la supervivencia. Es un juego ideal para quienes disfrutan de sumergirse literalmente en mundos misteriosos, con una dosis moderada de combate y gestión. Si bien hay margen amplio de mejora, especialmente en lo técnico y lo narrativo, su atmósfera lo convierte en una experiencia envolvente. Es un juego que podría brillar mucho más con algunas actualizaciones clave.
